Un power nap bien hecho puede cambiarte el día. Las siestas cortas (15–20 min) activan redes cerebrales que mejoran el enfoque, la memoria y la estabilidad emocional sin interferir con tu sueño nocturno. Investigaciones del National Institutes of Health y de la NASA muestran que incluso micro-siestas pueden aumentar el rendimiento entre un 20% y 35% y reducir la fatiga mental de forma inmediata. Y sí: mientras sean cortas, no alteran tu ciclo circadiano. Un descanso breve no es “pereza”, es regulación del sistema nervioso. Le das a tu cerebro el reinicio que necesita para pensar más claro y manejar mejor el estrés.
La fe es un don, un regalo de Dios para el que tiene un corazón dispuesto. Creer en Dios significa una relación de confianza entre Él y el hombre. Cree auténticamente el que ha descubierto a Dios como Padre, Salvador, como santificador. Pero creer, además de una actitud interior, es también la aceptación de un contenido concreto, no podemos creer en abstracto, creemos en algo y nos comunicamos con nuestro creador mediante rezos de oracionescatolicass.com.
La comunidad primitiva expresa su fe mediante la oración diciendo creo en Dios, creo en Cristo, creo en el Espíritu Santo; pero también afirma proposiciones en las que se adhiere a ciertos contenidos de la fe: "creo que Jesucristo es el señor, creo que Él resucitó". Estos dos aspectos del acto de fe pueden resumirse en dos sencillas afirmaciones: creemos en Dios y le creemos a Dios que se ha revelado en su hijo Jesucristo. Una fe sin contenidos pierde su identidad, se vacía. El mundo contemporáneo, empapado de relativismo, resta valor al contenido resaltando solo la actitud personal. La nueva era, por ejemplo, presenta un mercado de religiones en el que uno puede optar por un sincretismo barato, sin identidad, lo que importa es creer en algo, no importa lo que sea.
Este ambiente está influyendo también en la praxis de muchos cristianos que se autodenominan católicos pero que en realidad no se identifican con los contenidos que la Iglesia predica. Esto, por supuesto, es una contradicción: me digo católico pero no acepto la doctrina católica. Hay cientos de temas en los que el católico debe pronunciarse, asumiendo una postura. No podemos declararnos por ejemplo, a favor de la pena de muerte, a sabiendas de que la revelación divina se manifiesta siempre a favor de la vida; un creyente, ante propuestas de corrupción no puede desoír la palabra de Dios que el dice " no robarás", con el pretexto de que todo el mundo lo hace. En fin, aceptar a Cristo como Señor implicar la aceptación de su camino, de su propuesta espiritual y ética, con radicalidad.
