Hay muchas formas diferentes de producir "agua purificada", incluida la ósmosis inversa, la destilación y la filtración de carbón. Sin embargo, para ser clasificado legalmente como "purificado" significa que sus impurezas deben eliminarse por completo o reducirse a niveles extremadamente bajos. Si te preguntas que beber agua purificada es bueno, la respuesta es sí, puedes y debes hacerlo. Esto se debe a que la palabra “purificado” en este caso simplemente significa que ha sido filtrado de alguna manera. Esto significa que no tiene que comprar específicamente etiquetado como "purificado" para disfrutar de sus beneficios. Simplemente tener filtro de agua para hacer hielo en cubo y obtener agua purificada es muy fácil y económico, así como saludable. Los contaminantes del agua pueden incluir toxinas o compuestos químicos indeseables, material orgánico o inorgánico o material biológico. Para purificar el agua se usa una purificadora que eliminará partículas...
La fe es un don, un regalo de Dios para el que tiene un corazón dispuesto. Creer en Dios significa una relación de confianza entre Él y el hombre. Cree auténticamente el que ha descubierto a Dios como Padre, Salvador, como santificador. Pero creer, además de una actitud interior, es también la aceptación de un contenido concreto, no podemos creer en abstracto, creemos en algo y nos comunicamos con nuestro creador mediante rezos de oracionescatolicass.com.
La comunidad primitiva expresa su fe mediante la oración diciendo creo en Dios, creo en Cristo, creo en el Espíritu Santo; pero también afirma proposiciones en las que se adhiere a ciertos contenidos de la fe: "creo que Jesucristo es el señor, creo que Él resucitó". Estos dos aspectos del acto de fe pueden resumirse en dos sencillas afirmaciones: creemos en Dios y le creemos a Dios que se ha revelado en su hijo Jesucristo. Una fe sin contenidos pierde su identidad, se vacía. El mundo contemporáneo, empapado de relativismo, resta valor al contenido resaltando solo la actitud personal. La nueva era, por ejemplo, presenta un mercado de religiones en el que uno puede optar por un sincretismo barato, sin identidad, lo que importa es creer en algo, no importa lo que sea.
Este ambiente está influyendo también en la praxis de muchos cristianos que se autodenominan católicos pero que en realidad no se identifican con los contenidos que la Iglesia predica. Esto, por supuesto, es una contradicción: me digo católico pero no acepto la doctrina católica. Hay cientos de temas en los que el católico debe pronunciarse, asumiendo una postura. No podemos declararnos por ejemplo, a favor de la pena de muerte, a sabiendas de que la revelación divina se manifiesta siempre a favor de la vida; un creyente, ante propuestas de corrupción no puede desoír la palabra de Dios que el dice " no robarás", con el pretexto de que todo el mundo lo hace. En fin, aceptar a Cristo como Señor implicar la aceptación de su camino, de su propuesta espiritual y ética, con radicalidad.
